Sin cansar al ocasional y generoso fotógrafo, intenté ubicarme lo más equidistantemente posible entre estos dos bellos pinos del Cerro Catedral, procurando que la fotografía diera cuenta de la profundidad, amplitud y serenidad reinante. Así siento que vivo y me desenvuelvo a diario, ambicionando un equilibrio para conmigo misma y para con los demás; entendiendo a prueba de desilusiones que los problemas no se solucionan como en Walnut Grove, cuando el reverendo Alden llamaba - campanada mediante – a todo la comunidad para hacerlos entrar en razón. Hoy nuestros oradores no logran aglutinarnos y empezamos a acostumbrarnos a la orfandad en todos los terrenos de la vida. El sonido más parecido a la carreta de los habitantes de “Little House on the Prairie” es el andar de los cartoneros a caballo por las callecitas de Mataderos. Para bien y para mal, la sociedad es otra. Pero me calma recordar que soy soberana en mi propio mundo. El que desarrollo en silencio, el de mis ideas, creencias, valores y sueños. Tengo a mi alcance, humildemente, este espacio cibernético para catárticamente rezongar un poquito, reclamando ingenuamente que todos nos portemos como Caroline y Charles Ingalls.
no podían faltar tus "fachos coments":
ResponderEliminar"destino mínimo y provinciano"
"civilización o barbarie"
¿¿cursaste comunicación II con Mangone o Historia Argentina con Vazeilles???
yo no puedo hablar mucho... el slogan de la radio en la que trabajo es "escucharla es negocio"