jueves, 3 de diciembre de 2009

Rp. / La paciente presenta un severo cuadro de nostalgia. Mucho amor y lindos recuerdos 1000 MG En desayuno / almuerzo / cena

Es el segundo “3 de diciembre” que el devenir de la vida me impide saludarlo, felicitarlo o elegir junto a mi madre y hermanas algún presente alusivo. Se impone el homenaje con el esperanzado deseo de que - desde mi naciente fe, la misma a la que le permití ver la luz para soportar su ausencia y otros tantos golpes - algún rastro de su ser pueda estar sabiendo cuánto lo extraño y cuán orgullosa me crié como hija del Dr. Fabián Carbajal. “¿Tu papá atiende en el Salaberry?” era la frase de la maestra que interrumpía mis sumas y restas frente al pizarrón de mi escuela primaria. Dejaba por unos minutos su rol docente para darle cabida a su condición de mujer inquieta por resolver alguna nana. Hoy,una plaza con calesita y un centro de salud barrial ocupan el predio del hospital donde ejerció junto a mi madre, obstétrica, por 10 años como residente, sin cobrar un peso. Un nuevo hospital con “S”, el Santojanni, dio continuidad a su carrera como médico municipal. Un desayuno apurado, levantar el pesado portón, sacar el auto y dirigirse, guardapolvo en mano (lavado y planchado por Rosita con eterno cuidado) raudo para dedicar la mañana atendiendo en consultorios externos u operando (desafío que a pesar de sus dolores de columna encaraba como un soldado. “Cuando entro a quirófano…es increíble…pero no me duele nada” comentaba sorprendido). Reconocer al mediodía, si daba que podíamos compartir almuerzo, su inconfundible llegada por ese particular “olorcito a hospital” que por qué no decirlo, fue motivo de unas cuantas rabietas. La exigencia de pulcritud de mamá, un baño diario que dejara atrás las señales de hospital, no era compatible con el cansancio con el que este hombre llegaba a casa.
No me alcanzarían los días para referenciar a mi padre…para explicar que se que lo defraudé y me defraudé en parte al bajarme de Medicina, a pesar de haber cursado mi bachillerato bilógico convencida de seguir su camino. Hoy que se celebra el Día del Médico, homenaje consagrado en 1933, al cumplirse el centenario del nacimiento del doctor Carlos Finlay (del 3 de diciembre de 1833), descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla le rindo tributo como facultativo de la medicina, por su cumplimiento absoluto del juramento hipocrático que, bien vale recordar, reza: “Juro solemnemente, por lo que para mí sea más sagrado, ser leal al ejercicio de la medicina, justo y generoso. Viviré y practicaré mi arte con austeridad y honestidad. Donde quiera que entre, será para bien de los enfermos, hasta el máximo de mis conocimientos, y me mantendré alejado de todo lo que sea error, corrupción y vicio. Ejerceré mi profesión solamente para curar a los pacientes y no les daré medicamento alguno ni ejecutaré ninguna operación para un fin criminal aunque me soliciten. Vea lo que vea y oiga lo que oiga de las vidas de los hombres, que no deba ser dicho, lo guardaré como inviolable secreto" y más aun le rindo tributo por su calidad humana, por su infinita curiosidad, por su estado de permanente capacitación, no sólo en el terreno de la medicina. Los avances a nivel tecnológico y científico de los que fue testigo en sus más de 40 años en ejercicio de la profesión jamás lograron alterar la relación médico – paciente. Galeno de hospital, de consultorio, clínico solícito para sus vecinos de todas edades que lo soprendían en shorsito a punto de disfrutar un asado...con mayor o menor tiempo, su entrega fue idéntica. Me llenaban y llenan de orgullo los testimonios de sus tantas pacientes hablando maravillas de su atención como ginecólogo (certeza diagnóstica, éxito en los tratamientos de fertilidad con el premio de unos cuántos tocayitos, etc) pero más aun de su calidez como persona, acompañando desde el respeto, a mujeres de distintas edades y estratos sociales que enfrentabas duras pruebas con su salud. Un médico de los de antes…que instaló su consultorio principal en Gregorio de Laferrere…que en los años pioneros usaba su jeep para poder sortear los caminos barrosos de ese populosa localidad de La Matanza,y llegar al alumbramiento de quién sabe una futura paciente; cobrando su atención al mejor estilo del Dr. Baker de la Familia Ingalls. Módicos ingresos, abundantes experiencias. Intercambiaba sabiduría: su receta médica por una de cocina, y en esa charla, que aflojaba tensiones, era Fabián, no el Doctor quien apuntaba en detalle los ingredientes de algún plato... paraguayo, boliviano, italiano, etc., para enriquecer su cosmopolita idiosincrasia y agendarla en la enciclopedia, esa que viajaba con él a cuestas, que iluminaba sus ojos color del tiempo… un nuevo conocimiento… un nuevo brillo…como niño con juguete nuevo.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ligadura de manos...

Es muy lindo que la gente se quiera…qué duda cabe!!…es muy lindo que la gente demuestre su amor…claro está…dentro de los parámetros socialmente aceptados (digo aceptados porque disculpen la grosería…no me van las “pajerparejas”, bautizadas así por su pegajoso nivel de exhibicionismo): una mirada, una caricia, un beso, están más que bien y nos recuerdan esperanzadamente - y mi redundancia es adrede - la humanidad de la humanidad. Una vez más, apelo al consabido sentido de la oportunidad, sentido de la ubicuidad para formular el presente mensaje a las parejas que habitan el suelo argentino y - google hearth mediante - mensaje para las parejas que transitan suelo porteño....digamos…Florida y Sarmiento y todas y cada una de las céntricas coordenadas de nuestra adorada Baires: ¿les cuesta mucho…desunir por unas pocas décimas de segundo vuestras manitas para que un ser individual pueda sencillamente abrirse paso en estas callecitas de Buenos Aires que tienen ese no se qué viste? Miren que si se sueltan no pasa nada ehhhh…si se querían… se van a seguir queriendo…es más…podría apostar que se van a adorar aun más porque en ese microsegundo de distancia corporal puede reforzar vuestro amor…no es tiempo suficiente como para que le den cabida a nada nuevo. Así que tranquilas parejitas de tortolitos…dejen de lado su provocación amorosa…y no extiendan a todo terreno eso de “que el hombre no separe lo que Dios ha unido”…era simbólico muchachos!!

miércoles, 14 de octubre de 2009

Cada cual atiende su juego...

Como parte de mi tarea profesional, me he habituado a la consulta diaria de cartas de lectores en diversos medios gráficos. A los fines de localizar tópicos de interés para un relevamiento de medios en el ámbito gubernamental donde me desempeño, descubrí mucho más que la mera queja por un árbol caído en el barrio de Palermo y la naif pretensión de que el funcionario de turno corrija la falta con la premura deseada.
Tradicional espacio de opinión, en algunos casos de genuina catarsis, es una costumbre a la que le he tomado el gustito por motivos varios. Con algunas de ellas me conmuevo (el eterno agradecimiento a ese camionero atento cuya maniobra salvó de una muerte segura en ruta a toda una familia, el reconocimiento a la labor de un médico y el absurdo refuerzo discursivo de su gesto humano.No debería existir otro modo de ser médico que el poseer intrínsicamente valores de buena gente; pero... por alguna razón la gente necesita marcar la diferencia) Otros mensajes me despiertan una matinal carcajada que compensa la lectura de los absurdos reclamos de algunos lectores: es tal su grado de ingenuidad que sospecho que creen que viven en el país de las maravillas…y al menos yo...la única Alicia que conozco es la platinada cuñada de nuestra reina Cristina. ¡¡Me dan ternura!!
Así, merced a este diario ejercicio… di con la carta de Liliana Viali que paso a compartir con ustedes:

¡Despertemos!"
Señor Director:
"¿No seremos nosotros? El 28/9 concurrí temprano al Hospital Alemán. Había poca gente y mientras esperaba, miraba a las personas. Observé que una señora mayor, al sentarse, la mitad de su abrigo fue a parar sobre otra persona; ni siquiera se disculpó. Pero tampoco solicitó disculpa la persona afectada.
"Otra llevaba una paciente en una silla de ruedas y al doblar en un pasillo una de las ruedas de la silla pasó sobre el zapato de un señor. No hubo pedidos de disculpas. Tampoco el señor solicitó disculpas.
"El domingo en un local de la calle Florida un joven pasó a mi lado, pero su hombro fue a dar en mi cuerpo, bah... un empujón..., fue su madre quien se disculpó.
¿No será que nosotros estamos anestesiados y todo da lo mismo?
"Si es así, cuando termina el efecto de la anestesia, se vuelve al estado natural. ¡Despertemos!"
Liliana Viali
liliana_viali@hotmail.com

Me pareció un buen modo de regresar a mi abandonado blog…hacerlo al menos desde la identificación. Comparto el diagnóstico de esta lectora. Sin duda, ¡¡ESTAMOS ANESTESIADOS!!
Desde este clásico espacio de La Nación, Lili gritó tipográficamente un ¡Despertemos! Yo me sumo desde mi menos glamoroso blog para sugerir lo mismo…¡¡DESPERTEMOS!! Lo que más me tranquilizó al leer sus líneas es que le inquietan las mismas cosas. Este adormecimiento de civilidad no sólo se ha incrementado virulentamente sino que caló hondo también en viejas generaciones. Ser un ente no es sólo patrimonio de los más jóvenes. Hace unos días, en mi andar por una vereda de Floresta /Mataderos, daba por hecho que una señora frenaría la barrida con sólo advertir mi proximidad a su puerta…pero ¡¡¡no!!!…frenética e impávidamente continuó levantando polvareda y como pude, con la poco sonoridad que le quedó a mi garganta casi asfixiada, logré advertirle “Señora... Tengo lentes de contacto…me deja pasar un momento”. Se escuchó un aletargado “Ah mnmmm”. Ni fu ni fa…le dio absolutamente lo mismo. Anécdotas del estilo tengo miles…estar por ocupar una mesa…y como quien no quiere la cosa…quedarme mirando como un grupete masculino me la arrebata sin mosquear. Siento que al menos los porteños hemos sido muy obedientes. Poco memoriosos para cosas importantes, nos hemos aprendido al dedillo aquel jueguito de la infancia… ¿Cómo era? Antón, Antón, Antón pirulero, cada cual, cada cual, atiende su juego, y el que no, y el que no, una prenda tendrá. Y sí…los que por algunos momentos dejamos de tocar nuestro propio instrumento, para al menos arrimar el oído a la música que tocan otros, sentimos que desentonamos en nuestra pretensión de mayor “conexión humana”. Salir de la propia burbuja no implica “perderse”, por el contrario, es estar “en armonía” con el otro, con el mundo, dialogando la vida, no monologándola. Si en el juego de la vida, me tocó en suerte ejecutar el violín, puedo detenerme unos instantes a ver que le pasa al saxofonista, para luego volver a entonar mi melodía. Pero claro, un cuerpo anestesiado es incapaz de sentir. Si no consigue despertarse…permanecerá inerme, como muerto. No se de qué modo resolver este riesgoso estado de “todo da lo mismo”…por mi parte…por lo pronto me interesé en lo que escribió la Sra. Viali …ya es un paso…ojalá se sumen más instrumentos a la orquesta!!!

domingo, 2 de agosto de 2009

Un dulce rocío...

Con todo respeto, le pido un favor…a estas alturas…se lo ruego…¡¡ajuste los resortes!!...que no todos por aquí tenemos el casco de Felipe Massa a prueba de conmociones. Quizá las cerebrales tengan mejor pronóstico, pero las del alma son de dudosa recuperación. La pobre apenas se recompone de recientes y dolorosos impactos.
Le repito…¡¡Ajuste los resortes!! Entienda que no puede estar sacando de pista a los que vamos a paso hombre. A paso mujer. Nada de las suicidas velocidades de la Fórmula 1…ni 100, ni 200, ni 300, modesta escudería peatona, que aspira a avanzar al ritmo de las posibilidades, guiada únicamente por el corazón…irremplazable motor que ruge por dentro, sin ensordecer a nadie en el intento. Que en su infructuosa conquista de los sueños parece funcionar no con la potencia de caballos…sino de unicornios de fuerza…blanca criatura mitológica que nos vuelve potables las aguas contaminadas por las heridas y los contratiempos. No desvié del camino a los que simplemente nos conformamos con participar. Tómese una tregua, dénos una tregua, no mande a boxes a los respetamos exageradamente el semáforo de la vida. Ponga onda verde. Frene su peligroso juego de luces. No intente enceguecerme. Nunca subí al podio. Desde abajo, mi rostro se empapó con el champagne descorchado jubilosamente por otros ganadores. Un dulce rocío que no es propio. Soy buena gente…y sí…me sumé a su festejo…me alegré por ellos…pero busco mis laureles. Sin destronar a nadie. Para mi escudería, “ganar” es simplemente “no perder”…no perder es seguir…la victoria es la vida.
Sus gestos, sus guiños me forzaron a recurrir a la metáfora de la carrera de autos…los autos locos diría más bien. Pero nunca me gustaron los fierros…me gustan las velas…confiar en las estrellas…navegar…sortear tormentas…que es bien distinto que chocar.

miércoles, 15 de julio de 2009

Deseos que implosionan...

Podría escudarme en el “zapping” - saltarina herramienta de poder del televidente - para asegurarles que caí de casualidad en la “puntata” de Tinelli como dicen mis adorados habitantes de la península Itálica…pero lo cierto es que no…no resbalé azarosamente en “Showmatch” y di con el cabezón. Por el contrario…después de “Valientes”…programa que deja la pantalla del 13 caliente en más de un sentido…quise ser testigo del arranque de Gran Cuñado Vip…( por cierto notoria falta de ensayo…imitaciones muy forzadas…) pero es sabido que el plato fuerte se come muy tarde. Previamente hay que consumir unos cuantos minutos de previa. Así…en la espera del gran evento…Marcelo Hugo recibió a la mediática Amalia Granata y todos fuimos testigos de un nuevo sincericidio. La blonda le dijo al nocturno usuario de Etiqueta Negra que él era su tipo de hombre y que el viajecito a Punta del Este que había ganado por ser “víctima” de una cámara oculta (hagamos de cuenta que fue una sorpresa ¿¿¿si??) en tierras K, teniendo que soportar los aires de divo y el acoso sexual del ocurrente José María Listorti le gustaría compartirlo con el post 40 tatuado caballero. Tras la confesión…fue sencillo reproducir el clima helado de la grabación en Calafate. El conductor rió nervioso…tosió…bailó espasmódicamente, buscó más que nunca la complicidad de su grupete de amigos y la banda desde ya le colaboró…todos a coro demostraron la misma perplejidad…y no se dijo mucho más. El buen chico de Bolívar la miró, no dijo nada…y ella acotó…palabras más palabras menos: “acaso no estás separado…los dos tenemos hijos”…y bueno…a esta altura yo hundía la cabeza en mi silla…y crecía la vergüenza ajena y una extraña compasión por la muchacha. ¿Qué activó mi pena? Amalia no es precisamente una chica desagradable desde los cánones hoy por hoy reclamados…y él la trató como la gordita simpática que en un arrebato se anima a decirle a su amigo de toda la vida que siempre lo amó…(sí…no se desvelen que hablo en parte de mi…asidua practicante de estériles sincericidios )…sobreviene el cri…cri…cri…y con suerte una se recupera…y eso príncipe pasa a hacer otro tipo de ruidos…del tipo cro cro cro…léase…fórmula sanamente invertida: no esperes que en sapo se convierta en príncipe…da por hecho que un príncipe se convertirá en un sapo
Sería enormemente absurdo rescatar o vislumbrar en la explicita exposición de los deseos de Granata alguna raíz romántica o de genuino amor. Fiona…la ex ogro…se tiró un lance para ver si le arrimaba el bochín a la tentadora combinación de hombre y poder. La chica del momento…aconsejada o no…desde un asesoramiento o mero impulso…se la jugó y le salió mal…no pudo paradójicamente “explotar” su condición de deseable rubia silicopulposa porque - chisme de último momento – parece que otra modelo…la Zámolo…de la vereda de las “finas” le ganó de mano…siempre que elijamos creer que el señor T sólo tiene ojos hetero…se rumorea que atiende los dos teléfonos…
El episodio que en mi fuero íntimo está farandulizando en exceso mi súper novato blog ( no posteo hace mil…y este es mi “virulento” regreso…y bueno…es lo que hay en tiempos de la H1 N1) me sirvió en realidad para reforzar un concepto: Señoras y señores…las féminas no conquistan…como solía decir mi nonno Felice en dialecto baragianese…uno de los tantos del sur de Italia…”L’uomo è cacciatore”…traducido: “el hombre es cazador”…la mujer no…y ese papel le sienta mal…la hace quedar muy mal…por lo menos así reacciona la sociedad. Peso de la cultura mediante, condicionamientos biológicos contemplados…lo cierto es que la mujer se ha engañado profundamente con esto del avance de su rol…no ganó ningún terreno…no adquirió ninguna parcela en la equidad de opciones en el juego de la seducción…y para las que no somos ex botineras…ex cantante internacional sino simples extrapulponaturales mujeres…el asunto resulta incluso peor. También comprobamos bajo otras luces…no las de la tele sino por ejemplo las amarillas del subte E…sí…el mismo de la historia que inaugurara este poco frecuentado blog que no estamos habilitadas a encarar a un hombre que nos guste con la libertad y los costos que ellos asumen. Será que verdaderamente provenimos nosotras de Venus y ellos de Marte y que la extrañeza planetaria nos impide manejarnos con los mismos códigos. Horas antes de llegar a casa…y prender la tele para anestesiar y atontar mi cabeza con programas que no exigen a mis neuronas (tranquilos que también consumo dosis de canal Encuentro para rememorar mi pasado académico) requisito en ocasiones indispensable…un chico bello…muy bello (para mis a mis ojos claro está…cómo era lo de la subjetividad no??)…desplegó cálidas miradas…y una certeza me calmó de golpe…”Upa upa…no sos una planta…sólo que no siempre te gusta alguien tanto…y parece que milagrosamente le gustás”…que linda sensación…y que hago con esto….en la próxima estación puede bajar y con él otra chance de un amor…pero cómo osar hablarle…cómo sonorisar ese “hola guapo” que viaja del cerebro a la garganta y que obediente y disciplinadamente se atora porque una es producto de esta cultura y sólo borracha o drogada podría perder el control de los esfínteres de los buenos modales de una dama. Amalia no fue disciplinada…no tuvo filtro…y le dio rienda suelta…con esa carencia de ridículo que comparten niños…beodos…y ligerillas de cascos…
Se dice que sobre gustos no hay nada escrito…sin embargo yo quise escribir algo…quise reforzar una idea…y es que al menos en mi planeta el peón siempre come a la dama…

martes, 16 de junio de 2009

Butaca G-3…Hundido

“Tomá Nélida…ja ja ja…te devuelvo la moneda porque no hay acomodador”…dijo una agitada señora a su amiga tan mayorcita como ella pero con el mismo espíritu jocoso, dejando caer en mamotretitos asientos sus reumáticas anatomías. Cuando la complicidad y la ironía están tan presentes en un diálogo, resulta sencillo adivinar que estas damas han compartido unas cuántas películas. Los mismos pares de ojos que años atrás se metían en la piel de una Mirtha o de una Olga Zubarri, hoy se preparaban para revivir el tormentoso amorío entre Felicitas Guerrero y Enrique Ocampo. No dedicaré más que algunas pocas líneas para comentar que la cuarta película de Teresa Constantini aprobaría raspando por su falta de ritmo y de diálogos. Sin embargo, los amaneceres y ocasos en algún bello paisaje de la provincia de Buenos Aires, Chascomús quiza…si hubiese respetado la historia, la atinada reconstrucción de época y sencillamente el amor inundando la pantalla para las románticas domingueras de la sala, permite que “Felicitas” alcance para mi un 7 o un “A” ¿recuerdan alumnas/os?, un Alcanzó los Objetivos. Pero lo que no siempre alcanza, lo que muchas veces contamina una situación impidiendo ingresar en ese mágico mundo de la concentración (recientemente le escuché decir a Brian Wise, médico psiquiatra especializado en técnicas de regresión, que ver una película se acerca bastante a lo que se vivencia en un estado hipnótico) es todo aquello que se va de plano. Poder visitar virtualmente la cartelera de cine es un adelanto generoso al menos con el bolsillo (los diarios están caros) y con el tiempo de uno…pero muchas otras cosas si bien no están mal, tampoco están del todo bien a la hora de acercarse al séptimo arte.
Dudo que algo de lo que escriba para argumentar mi relato sea novedoso. Versará modestamente en cuestiones periféricas. En próximas entregas prometo un análisis a la altura de la obra de los hermanos Lumiére. Han trascurrido unos cuántos años desde que la experiencia de ir al cine se modificara. No tengo presente fechas, pero calculo que hacia fines de los noventas irrumpieron los “Complejos” (Village, Showcase, Cinemark, Hoyts, etc) y precisamente a las viejas generaciones ( y por qué no a la de la que escribe, generación “bisagra” ) se les ha vuelto compleja la situación, añoran aspectos que se han ido, aquellas grandes pantallas y no plasmas gigantes que horizontalizan las imágenes, extrañan al “chocolatinero”, y necesitan servicios como el del acomodador, que linterna en mano las hubiera guiado galantemente hacia el asiento designado, extendiendo automáticamente la mano a la espera de propina. Localizar hoy la butaca es como jugar a la batalla naval…”G 3…izquierda, H 7…derecha”, es el único parlamento a media lengua que arriman los empleados "teens", y así…sorteando municiones, digo, pochoclos, palomitas de maíz, popcorn (o como lo quieran llamar de acuerdo a su nivel de “americanización”…si bien hay que ser justos y mencionar que está la guaraní opción de los chipacitos), y evitando que la salsa de los nachos manche nuestra ropa se avanza como se puede en este “juego de la butaca”.
A segundos de comenzar la proyección, otra irritada voz femenina interrumpe el naciente silencio previo a los títulos: "¿Me podés ayudar a encontrar mi asiento”? y homenajeando a un viejo film…pasó a formar parte del elenco de Los gritos del Silencio…no son estos tiempos de acomodar a nada ni a nadie...son tiempos cómodos...pero no de la comodidad en el sentido del confort sino de la comodidad en el sentido de "que reine la autogestión y el que no la entendió se embroma"
Parece que quejarse y volverse viejo se van pareciendo bastante. La clave de la salud física y mental estaría en nuestro grado de adaptación a los cambios que se suceden en la sociedad. No pretendo afinar la guitarra para entonar una nostágica queja de bandoneón de la Buenos Aires que se nos fue para no volver…pero si de adaptación se trata, teniendo en cuenta los 23 mangos de la entrada…y el caos reinante en los circundantes patios de comidas…usaré mi chanchito libre de H1 N1 para ahorrar y armarme el super cine en casa…comprarme el plasma más grande que pueda…tener a punto el microondas para hacer inflar el maiz pisingallo…y acomodar mis huesos yo solita…la linterna a mano….por si se corta la luz…

sábado, 30 de mayo de 2009

Fe de erratas "El eco de tu nombre"

A propósito…qué esperan los padres fahions de sus “Indias” e “Indios”???...civilización o barbarie...